"Dieguito El Malo"
Juan Diego Redondo es uno de tantos españoles a los que el desarrollismo
de los 60 relegó a los extrarradios marginales de las grandes ciudades.
Siempre sumido en la pobreza, intentó salir de ella por la vía más
rápida (o la única posible en ese contexto): robando de todas las formas
posibles.Nacido en 1958 en Granada, en una familia de siete hermanos, a los seis años ya había ingresado en un orfanato barcelonés.
Su
salto a una fama dudosa se produce en 1978, año en el que protagonizó
la mayor fuga de presos de la historia de España. En ese momento, la
situación de los centros penitenciaros estaba al límite, con centenares
de presidiarios amontonados en unas condiciones higiénicas deplorables.En
ese contexto, la Prisión Modelo de Barcelona se convertía en epicentro
de un elaborado plan de fuga ideado por la Coordinadora de Presos en
Lucha. 50 presos comienzan a excavar entonces un túnel, aprovechando el
hueco de un ascensor inutilizado. Trabajan en turnos de cinco, empleando
herramientas que ellos mismos fabrican con platos, cuchillos y otros
utensilios. Cada día avanzan un metro, pero el trabajo es complicado por
el temor a ser descubiertos y por el riesgo de desprendimientos.
Los cerebros' de la operación son 'Dieguito' y José Antonio Antúnez,
apodado 'El Ingeniero' por encargarse de la iluminación y el cableado
del túnel excavado. Según los cálculos, el pasadizo podría dar la
libertad a 600 presos. Catorce días después de que comenzara la obra
clandestina, el túnel llega a una alcantarilla externa a la Modelo.
Cuando
todo estaba preparado para la huida, la aparición de un funcionario de
la cárcel impide que muchos escapen y sólo 45 individuos logran fugarse.
Una oleada de presos irrumpe en la calle a través de la cloaca.
Detienen el tráfico y logran huir robando un total de nueve vehículos y
una ambulancia.
Los cabecillas de la fuga siguen avanzando y salen a la
superficie algo más lejos. Un agente de la Guardia Civil lo observa todo
y, sin embargo, no dispara. Tal vez por el intenso trasiego de
automóviles y peatones que a esa hora llenan las calles. En esta
ocasión, 'Dieguito' ha tenido suerte.
Pero pocos días más tarde
comete un atraco en Castelldefels (Barcelona) y un tiroteo lo deja
clínicamente muerto. Sus dos compañeros de faena logran escapar y él,
que sólo tiene 20 años, está a punto de morir.
Su delictiva
trayectoria está plasmada en su cuerpo, desfigurado por numerosas
agresiones. Se autolesiona, traga cuchillas para hacer oír sus
reivindicaciones, tiene numerosos impactos de bala por toda su anatomía y
el pecho lleno de restos de plomo, fruto de una pelea entre clanes. Un
cuerpo reconstruido con más de 150 puntos de sutura.
En tan sólo 20
años de vida, ya ha ingresado cinco veces en prisión. La primera, a los
14. No obstante, conduce desde los 12 para escapar de los reformatorios
en los que, supuestamente, era maltratado. Según los expertos, Juan
Diego es un delincuente muy violento, que actúa en "venganza de haber
recibido tantos palos y golpes siendo un niño".
Con el paso del
tiempo intentó perfeccionar sus técnicas para delinquir sin ser
descubierto. Su propósito no era otro que el de no dejar huellas y, para
ello, no dudaba en embadurnar sus manos con pegamento resistente. Pero
de poco le sirvieron sus trucos, pues no dejará de entrar y salir de la
cárcel.
En 1992 ingresa
nuevamente en prisión para cumplir condena por un delito cometido en
1978. Tres años más tarde su esposa se suicida y, en 1997, su hija muere
electrocutada.
La vida del personaje se ensombrecía nuevamente y no
dudaba en volver a delinquir, convertido otra vez en 'Dieguito el Malo'.
En 2005, un supermercado es objeto de un nuevo atraco. El síndrome de
abstinencia que padece, reflejo de que ha vuelto a caer en las drogas,
complica la situación. Finalmente es detenido por la policía cuando
intentaba escapar oculto entre sus propios rehenes y condenado a 19 años
más de cárcel.
En una carta, Juan Diego confiesa que asaltó la
tienda sin ningún objetivo concreto, únicamente para entrar en el sitio
donde, al fin y al cabo, había vivido siempre: la prisión. Y es que,
según su hermana, él está más arropado entre rejas, pues se ha sentido
muy importante entre los presos. En la calle, por el contrario, se
encuentra desplazado porque nunca ha tenido una vida normal.
De hecho, de los 49 años que tiene actualmente, ya ha pasado 32 en centros penitenciarios. Y aún le quedan 17 más por cumplir, por lo que la vejez se cebará con él dentro de una celda. Según la policía, "es un hombre que ha vivido en la prisión". Una prisión entendida de distintas formas: como orfanato, como reformatorio juvenil o como cárcel para adultos.
Su
vida es otra historia de fugas, atracos y tirones. Una concatenación de
errores fomentada por la marginalidad del barrio donde vivió y por la
adicción a la heroína. Igual que él, otros como 'El Vaquilla' o 'El
Torete' llenaron páginas de periódicos que, casi a diario, se hacían eco
de asaltos violentos a bancos y joyerías en los años 80.
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